lunes, 12 de mayo de 2014

LA CIVILIZACIÓN DEL ESPECTÁCULO



Mario Vargas Llosa en uno de sus últimos libros titulado, la civilización del espectáculo, básicamente nos está relatando el circo de sociedad en la que estamos instalados. El autor se basa en todo tipo de eventualidades culturales en el que el ser humano está involucrado, así, hacer un análisis de ello y plasmar su visión con sus palabras.

El libro consta de seis capítulos en los cuales hay un tema específico. Inicia con el titulo del libro, La Civilización del Espectáculo, después toma la cultura como segundo capítulo, continuando con lo que para Vargas Llosa es la prohibición desde el arte, desde la visión de un artista. Es totalmente inaceptable que se prohíba al arte. En consiguiente, en el siguiente capítulo toca el tema del erotismo, de como ya no hay erotismo en el ser humano. Ahora es sexo frío, como él lo cataloga. Y por último finaliza con los dos capítulos sobre la relación que hay entre lo privado y lo público, como está mediado el poder político en esos dos conceptos y como la cultura influye en ello y sin falta, el tema de la religión en el mundo, como el autor lo llama, el opio del pueblo.



En suma, es un libro que hay que tener en nuestras bibliotecas de este premio nobel de literatura. Este libro nos da a conocer una mejor perspectiva de la sociedad y la cultura, principalmente la latinoamericana que es únicamente una mezcla de todo, donde no hay una identidad definida, ya que nuestra cultura y nuestras costumbres son en su gran mayoría europeas. Sólo que aquí se han venido adaptando a nuestras "necesidades."


Fragmentos del libro:

"Por eso, si queremos que el amor físico contribuya a enriquecer la vida de las gentes, liberémonos de los prejuicios, pero no de las formas y los ritos que lo embellecen y civilizan, y, en vez de exhibirlo a plena luz y por las calles, preservemos esa privacidad y discreción que permiten a los amantes jugar a ser dioses y sentir que los son en esos instantes intensos y únicos de la pasión y el deseo compartidos."

"... No es por eso raro que la religión y las prácticas religiosas estén más arraigadas en las clases y sectores más desfavorecidos de la sociedad, aquellos contra los cuales, por su pobreza y vulnerabilidad, se encarnizan los abusos y vejámenes de toda índoles y que por lo general que dan impunes. Se soporta mejor la pobreza, la discriminación, la explotación y el atropello si se cree que habrá un desagravio y una reparación póstumos para todo ello. (por eso, Marx llamó a la religión "el opio del pueblo", droga que anestesiaba el espíritu rebelde de los trabajadores y permitía a sus amos vivir tranquilos explotándolos.)"

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